sábado, 26 de noviembre de 2011

Tengo (2da parte)

TENGO (2da parte)
Cuando me miro y veo yo,
Pedro sin nada como fue ayer,
Y hoy sigo aun sin nada,
vuelvo los ojos y miro,
me veo y toco
Y me pregunto cómo ha podido ser.

Tengo vamos a ver,
que no tengo el gusto de andar por mi país,
Y no soy libre de disfrutar lo que hay en el,
mirando desde lejos lo que antes no tuve
Y ahora tampoco puedo tener.

Vigilancia puedo decir,
prohibicion puedo decir,
destrucción puedo decir,
miseria puedo decir,
ya míos como siempre, pero no tuyos, ni nuestros,
y una férrea represión,
de amenaza, advertencia y detención.

Tengo vamos a ver
no tengo el gusto de ir yo,
maestro cubano, albañil, obrero, constructor
a un mercado y comprar lo que necesito
para comer y vivir como persona normal,
y tengo que negociar, vender y comprar
para sobrevivir y esperar.
Tengo vamos a ver,
que siendo negro, blanco, mestizo o mulato'
en cualquier momento me pueden parar,
en la puerta de un hotel si no soy turista
o llevo conmigo dallares o una moneda real

Tengo vamos a ver
que no gozo de libertad,
que libremente no me puedo expresar,
que no puedo sin permiso viajar,
y que si digo la verdad pronto me pueden cerrar.

Tengo vamos a ver,
que ya aprendí a leer,
a contar,
tengo que ya aprendí a escribir,
pero no me está permitido pensar,
mucho menos el internet puedo usar,
que no hay donde trabajar,
para dollares ganar,
y la comida comprar.

Tengo vamos a ver,
que tengo que despertar
Y Junto a Juan, María y Jose tomar
conciencia de libertad, para luchar y ganar
el derecho de pensar, de elegir y de votar
con decoro y dignidad.

Tengo vamos a ver,
que como, hombre de pueblo o mujer,
tengo el derecho de ser libre, reir y correr
y mi propio destino escoger para poder alcanzar,
lo que tengo que tener.

Alexis Fonseca

Violaciones de Derechos a los Cubanos. Publicado en el 2001 ante la Comision Interamericana de Derechos Humanos

WASHINGTON, D.C.- Ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA en esta ciudad se presentó el Dr. Claudio Benedí, en representación de numerosas organizaciones del exilio cubano, para denunciar, como lo ha venido haciendo desde hace treinta y ocho años, la violación de los derechos humanos en Cuba. El Dr. Benedí presentó un detallado informe escrito a los miembros de la Comisión tras una exposición verbal, de la cual ofrecemos una síntesis.

En Cuba, el régimen totalitario comunista ha encarcelado a 860 cubanos opositores durante el año 2000 hasta marzo 1ro. del 2001, por los delitos de pedir pacíficamente respeto a los derechos humanos, elecciones libres, democracia, libertad de prensa, de opinión y de reunión así como por pedir la libertad de otros presos políticos y disidentes presos.

Durante las cuatro últimas décadas han sido fusilados m s de 44,700 cubanos y cubanas, mientras por las ergástulas comunistas han pasado m s de cuatrocientos setenta y cinco mil presos políticos y todavía quedan en las cárceles más de 2,800. Ha existido y existe aún un presidio político PLANTADO, que no acepta la llamada "rehabilitación" comunista.

Además, hay un presidio político histórico, formado por presos y presas de conciencia.

Precisamente el pasado primero de enero del 2001, en la conmemoración del aniversario de la revolución, el propio jefe máximo comunista, Fidel Castro, reiteró que nadie debía olvidar que el régimen totalitario de Cuba no hace ninguna concesión ni apertura, que se seguiría aplicando la pena de muerte a los que conspiraran o de alguna manera combatieran al régimen comunista, ya que frente al sistema comunista (que él llama eufemísticamente socialista) no pueden haber ni se pueden tolerar disidentes ni oposicionistas.

Violación institucional de los derechos humanos: Vigente hoy

Siguiendo esa misma línea política inflexible, en la Constitución Socialista última, Artículo 62, se mantiene la violación institucional de los derechos humanos. Veamos, el texto de dicho Artículo 62: "Ninguna de las libertades reconocidas a los ciudadanos puede ser ejercida contra lo establecido en la Constitución y en las leyes ni contra la existencia y fines del estado socialista, ni contra la decisión del pueblo cubano de construir el socialismo y el comunismo. La infracción de este principio es punible." Habría que preguntar cuándo fue que el pueblo cubano acordó "construir" el comunismo. Jamás lo ha acordado. Le fue impuesto.

Sentencias prefabricadas sin garantías procesales

Que en Cuba no existen garantías procesales ha sido denunciado, y así lo ha reconocido la CIDH en la totalidad de sus informes especiales y anuales, pero como la falta de garantías procesales persiste, no sólo la denunciamos hoy, sino pedimos que sea incluida en la declaración final, en el Informe Anual y en el Informe Especial.

Eliminación de las conquistas obreras en Cuba

El movimiento obrero cubano, uno de los m s avanzados de América hasta 1959 cuando tomó el poder el comunismo en Cuba, fue totalmente destruido y sus múltiples conquistas laborales y sociales eliminadas. No sólo se suprimió el derecho de huelga, sino lo que es peor aún, la libertad del trabajador, no hay libertad de contratación Es el estado comunista quien suministra los trabajadores. El obrero no puede cambiar de empleo voluntariamente, ni exigir salario mínimo, ni aumento, ni contratos colectivos, etc.

La inexistente libertad de prensa

Cuba todavía hoy se sigue violando la libertad de prensa e información, como lo han denunciado y probado sostenidamente la Sociedad Interamericana de Prensa y el Dr. Santiago A. Cantón, Relator Especial para la Libertad de Expresión en las Américas de la OEA.

Condenas al régimen comunista de Cuba

En estos días un panel de las Naciones Unidas en Ginebra, Suiza, acaba de denunciar que en Cuba la policía y los guardias de las prisiones torturan a los presos desde su arresto, en el interrogatorio y en la prisión.

Estados Unidos, en su informe anual sobre los Derechos Humanos en el mundo de febrero de este año, denuncia la violación de esos derechos en Cuba, en su doble dimensión, institucional y humana.

Para terminar, enfatizó el Dr. Benedí que cualquier disminución en la categoría de las denuncias o en la apreciación de lo que está ocurriendo en Cuba hoy, en el año 2001, podría erróneamente interpretarse como una variación en la incidencia de las violaciones o una disminución de la brutal represión totalitaria actualmente existente en Cuba, o un cambio en la estructura institucional del sistema comunista, lo cual sería totalmente erróneo, inexacto y contraproducente.

El silencio podría ser interpretado como una parcialidad. Por lo tanto, es imperativo que esta Comisión Interamericana de Derechos Humanos incluya en su informe anual estas flagrantes violaciones de derechos humanos en Cuba y así respetuosamente lo solicitamos en esta comparecencia.

A las Puertas del Holocausto. Una Historia que no se conto completa

¿Corderos hacia el matadero?
A las puertas de un holocausto: En 1962, la URSS desplegó en Cuba material nuclear
equivalente a 5.198 bombas como la de Hiroshima
por MARIO A. MARTí BRENES, Zaragoza



La Crisis de los Cohetes, del Caribe o de Octubre -como se le quiera llamar-, fue sin lugar a dudas el evento más grave de la Guerra Fría, a tal extremo que constituyó un punto de inflexión en el enfrentamiento entre las dos grandes potencias, Estados Unidos y la Unión Soviética. Durante dos semanas, del 16 al 28 de octubre de 1962, el mundo experimentó un período de peligro inédito.

A la mayoría de los cubanos que vivieron aquellos días en la Isla, les quedó siempre en la memoria el temor padecido entonces, cuando se pensaba que era irreversible la posibilidad de un holocausto nuclear. También se experimentó una especie de dignidad nacional herida, cuando existía el convencimiento de que la dirección soviética había traicionado un acuerdo con el país, el cual -se ignoraba entonces- nunca existió. La gente respondía a la manipulación de la información, el ocultamiento y la reinterpretación que la dirigencia cubana hiciera sobre buena parte de los hechos, en provecho de sus intereses políticos.En 1962, la población de Cuba ya no tenía acceso a medios de prensa alternativos a los oficiales; las estructuras de la sociedad civil habían sido demolidas; no se disponía de un parlamento, ni de mecanismos reales de participación. Se mantuvo "informada" -y engañada- por lo que exclusivamente decían sus gobernantes, confiando en una dirigencia a la cual se le brindó un apoyo mayoritario en aquel momento.Investigaciones posteriores han sacado a la luz libros, testimonios y documentos de la parte norteamericana, la soviética y algo de la cubana. Las conversaciones tripartitas iniciadas a fines de los años ochenta entre Washington, La Habana y Moscú, con testigos presenciales de los días de la Crisis, han revelado buena parte de la historia ocultada por el gobierno cubano sobre aquellos hechos.No se trata ahora de emprender el relato pormenorizado de la Crisis, ni de analizarla desde sus múltiples posibilidades, sino de destacar, a grandes rasgos y a partir de investigaciones realizadas en la Isla y fuera de ella, desde 1989 hasta hoy, algunos datos acerca del despliegue militar soviético en Cuba. A sabiendas de que muchos de estos elementos son ignorados todavía por buena parte de la población.¿Acuerdo militar con la URSS?Aunque en la literatura cubana sobre la Crisis se habla insistentemente de un acuerdo suscrito por los mandatarios de Cuba y la URSS para el despliegue de armas estratégicas en territorio cubano, el original o copia fiel de ese acuerdo no ha aparecido en los archivos cubanos -ni tampoco en los de Rusia-. De testimonios posteriores se desprende que todo quedó en negociaciones y que un documento final nunca fue firmado. Es decir, el despliegue militar de la URSS en territorio nacional cubano no tuvo un basamento de acuerdo escrito y firmado por los dos países.Entre los hechos, se habla de la llegada secreta a la Isla, el 29 de mayo, de una delegación La Crisis de los Cohetes, del Caribe o de Octubre -como se le quiera llamar-, fue sin lugar a dudas el evento más grave de la Guerra Fría, a tal extremo que constituyó un punto de inflexión en el enfrentamiento entre las dos grandes potencias, Estados Unidos y la Unión Soviética. Durante dos semanas, del 16 al 28 de octubre de 1962, el mundo experimentó un período de peligro inédito.

A la mayoría de los cubanos que vivieron aquellos días en la Isla, les quedó siempre en la memoria el temor padecido entonces, cuando se pensaba que era irreversible la posibilidad de un holocausto nuclear. También se experimentó una especie de dignidad nacional herida, cuando existía el convencimiento de que la dirección soviética había traicionado un acuerdo con el país, el cual -se ignoraba entonces- nunca existió. La gente respondía a la manipulación de la información, el ocultamiento y la reinterpretación que la dirigencia cubana hiciera sobre buena parte de los hechos, en provecho de sus intereses políticos.En 1962, la población de Cuba ya no tenía acceso a medios de prensa alternativos a los oficiales; las estructuras de la sociedad civil habían sido demolidas; no se disponía de un parlamento, ni de mecanismos reales de participación. Se mantuvo "informada" -y engañada- por lo que exclusivamente decían sus gobernantes, confiando en una dirigencia a la cual se le brindó un apoyo mayoritario en aquel momento.Investigaciones posteriores han sacado a la luz libros, testimonios y documentos de la parte norteamericana, la soviética y algo de la cubana. Las conversaciones tripartitas iniciadas a fines de los años ochenta entre Washington, La Habana y Moscú, con testigos presenciales de los días de la Crisis, han revelado buena parte de la historia ocultada por el gobierno cubano sobre aquellos hechos.No se trata ahora de emprender el relato pormenorizado de la Crisis, ni de analizarla desde sus múltiples posibilidades, sino de destacar, a grandes rasgos y a partir de investigaciones realizadas en la Isla y fuera de ella, desde 1989 hasta hoy, algunos datos acerca del despliegue militar soviético en Cuba. A sabiendas de que muchos de estos elementos son ignorados todavía por buena parte de la población.

¿Acuerdo militar con la URSS?

Aunque en la literatura cubana sobre la Crisis se habla insistentemente de un acuerdo suscrito por los mandatarios de Cuba y la URSS para el despliegue de armas estratégicas en territorio cubano, el original o copia fiel de ese acuerdo no ha aparecido en los archivos cubanos -ni tampoco en los de Rusia-. De testimonios posteriores se desprende que todo quedó en negociaciones y que un documento final nunca fue firmado. Es decir, el despliegue militar de la URSS en territorio nacional cubano no tuvo un basamento de acuerdo escrito y firmado por los dos países.Entre los hechos, se habla de la llegada secreta a la Isla, el 29 de mayo, de una delegación soviética encabezada por Sharaf Rashidovich Rashidov, portadora de la propuesta de colocar cohetes nucleares en Cuba -después de haber sido aprobada por el Presidium del Comité Central (CC) del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS)-, y quien, desplegando no poca astucia, lo presentó al gobierno de la Isla como un simple ofrecimiento, aunque la futura operación militar ya estaba meticulosamente organizada.Incluso se intentó, sin éxito, estimular a los cubanos para transformar la propuesta soviética en solicitud cubana. Fidel Castro trató de convertir el ofrecimiento en un documento escrito, y con ese propósito viajó Raúl Castro a la URSS, entre el 3 y el 16 de julio, con el encargo de negociar condiciones jurídicas favorables para Cuba.
Sin haber llegado a conclusiones, el 7 de julio, Nikita Jruschov y el mariscal Rodion Malinovsky impartieron órdenes pertinentes a un grupo de altos jefes militares soviéticos para el inicio y ejecución de la operación de instalación de misiles nucleares en la Isla. Raúl regresaría a Cuba sin nada concreto. El 11 de agosto llegó a La Habana Alexandr I. Aliexiéyev, en calidad de nuevo embajador, quien traía consigo el proyecto de convenio militar. De acuerdo con una intervención de Fidel Castro ante el CC del Partido Comunista de Cuba (PCC) en enero de 1868 -publicada fuera de la Isla, en el libro de James Blight y Phillip Brenner, Sad and Luminous Days (2002)-, cuando el Comandante examinó la propuesta soviética de convenio detectó muchas "chapucerías" y no la aceptó:
"En este período teníamos tremenda fe en la Unión Soviética. Pienso que quizás demasiada. Muchas cosas se negociaban, nosotros no exigíamos papeles ni nada […] Enviaron, [los soviéticos] entonces, un proyecto de acuerdo que sería publicado en el momento oportuno [en noviembre o diciembre de 1962, cuando Jruschov decía visitaría Cuba] en el que se anunciaría la instalación de los misiles. Y si hay algo que lamento es no haber conservado este documento [el texto traído por los soviéticos], porque era la nulidad más increíble que alguna vez se hubiera escrito […] Su documento, que no tenía nada de político, era la obra de burócratas estúpidos. Fuimos nosotros los que redactamos, de puño y letra mío, el acuerdo que luego se presentó a la Unión Soviética. Lo firmamos [Fidel y Raúl Castro; porque Jruschov y Malinovsky, no se sabe], pero ellos nunca nos lo devolvieron. Y nuestra confianza ilimitada resultó ingenuamente víctima de todas estas sutilezas que éramos incapaces de concebir".
Castro envió el 27 de julio a Ernesto Che Guevara con el proyecto de Aliexiéyev corregido de su puño y letra. Al parecer, Guevara regresó con las manos vacías también. Todo parece indicar que la parte soviética eludía la cuestión política y jurídica fundamental que justamente preocupaba a la dirección cubana, y las tropas de la URSS con misiles nucleares estratégicos comenzaron a desembarcar en la Isla, sin que existiera un basamento jurídico que reglamentara su presencia.

Despliegue de las tropas

Existen varios documentos en los que salta a la vista la relativa autonomía que tuvo la Operación Anadyr -nombre que se dio al despliegue de las tropas-, ya en manos de los militares soviéticos. Tanto Jruschov como Castro parecen no haber estado al tanto de todas las decisiones en la Isla del Ministerio de Defensa de la URSS.
Varios participantes y especialistas en la Crisis se han referido al papel principal desempeñado por los militares soviéticos, así como al desconocimiento de muchos aspectos militares de ese proceso, incluso por parte de la dirección política de la URSS, encabezada por Jruschov. De acuerdo con un testimonio -que linda con la soberbia- de Jorge Risquet Valdés-Saldaña, representante del gobierno cubano en las reuniones tripartitas de análisis de la Crisis de los Misiles, se corrobora lo dicho anteriormente:
"…las rampas móviles de lanzamiento de misiles de ojivas nucleares tácticas, sin emplazamientos fijos, y por lo tanto, prácticamente indetectables por el reconocimiento aéreo enemigo, siempre estuvieron listas. La orden para su utilización era potestad de los jefes soviéticos en Cuba y no dependía de Moscú".
Desde antes que la dirección cubana supiera del propósito soviético de instalar cohetes en la Isla, o respondiera afirmativamente a su ofrecimiento, ya en el Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de la URSS se había comenzado a trabajar en mapas del territorio cubano para elegir los posibles lugares o áreas donde desplegar los grupos coheteriles, así como las tropas necesarias para su seguridad y defensa.
El 10 de julio arribó a La Habana el grupo operativo de la Agrupación de Tropas Soviéticas (ATS), encabezado por el general de ejército I. Plíyev, quien venía investido con muy amplios poderes. Al siguiente día, Fidel Castro se reunió con ellos para darles la bienvenida y ofrecerles toda la cooperación que fuera necesaria en el éxito de su misión. Inmediatamente, los militares soviéticos iniciaron sus trabajos de reconocimiento para ubicar y desplegar las unidades, con la cooperación de oficiales cubanos en calidad de guías para ayudar a resolver cualquier problema que se pudiera presentar.
No obstante, las tropas soviéticas habían viajado con todo el personal de apoyo necesario, incluso con albañiles, lo cual refleja la muy limitada cooperación operativa a la que aspiraban con las fuerzas cubanas. El caso de las unidades coheteriles ilustra esto, en tanto el perímetro del área de cada grupo estuvo rodeado de una cerca de alambre de púas con postes, cuya seguridad estuvo a cargo de los soviéticos, quienes, a cierta distancia, construían garitas de vigilancia y puntos de control en las entradas. Los cubanos no podían pasar la cerca.

Composición de la ATS

La ATS en Cuba estuvo compuesta por una división coheteril con cinco regimientos, más cuatro regimientos de infantería motomecanizada, tres de los cuales tuvieron agregado un grupo de cohetes. La Fuerza Aérea contaba con un regimiento de caza, uno de 6 bombarderos ligeros -con una bomba atómica por avión de 6 kilotones cada una- y dos regimientos de cohetes frontales alados, tipo crucero tierra-tierra, de corto alcance y con ojivas nucleares.
Integraron la Defensa Antiaérea: dos divisiones coheteriles con cohetes tierra-aire; y las Fuerzas Navales: una brigada de lanchas coheteras, un regimiento de cohetes alados tierra-mar, de hasta 80 kilómetros de alcance y compuesto por cuatro grupos con dos rampas cada uno, más un regimiento de bombarderos tácticos IL-28 y siete submarinos diesel dotados cada uno con tres cohetes y cuatro torpedos también nucleares, con ojivas de entre 8 y 10 kilotones.
Se ha sabido de la presencia de por lo menos un submarino nuclear, pero lo retiraron con el reactor dañado. Cuatro naves de este tipo fueron destinadas a la ATS. La Agrupación contaba además con varias unidades independientes de aseguramiento combativo. Entre estas últimas, un regimiento de comunicaciones y seis batallones independientes de tanques, zapadores, reconocimiento, radio y microondas.
Además, se estableció un órgano de mando, capaz de dirigir con eficacia a semejante grupo independiente de tropas soviéticas, perfectamente pertrechadas, para cumplir con sus tareas combativas a 9.550 kilómetros de la URSS. Como idea, se tomó la estructura de mando de un ejército, con su jefe supremo de la ATS, el general de Ejército Issa Aliexándrovich Plíyev. Todos los demás oficiales eran soviéticos.
El territorio nacional ocupado se extendió desde Pinar del Río hasta Guantánamo, incluyendo el actual municipio especial Isla de la Juventud.
Los dos regimientos de cohetes balísticos de alcance intermedio se situaron en las Alturas del Esperón, ubicadas entre los municipios de Caimito y Guanajay, en la provincia de La Habana, y en Bartolomé y Remedios, este último de Villa Clara. Los tres regimientos de cohetes balísticos de alcance medio estuvieron en las alturas de San Cristóbal, Santa Cruz de los Pinos y Candelaria, en Pinar del Río, y en Cifuentes y Encrucijada (Las Villas). El puerto principal de desembarco fue el de Mariel.
En sólo 76 días se realizó el traslado marítimo y aéreo -de forma secreta- de las tropas y medios bélicos que integraron la ATS y su dislocación en el territorio nacional. Para octubre de 1962, en la Isla se encontraban alrededor de 43.000 soldados soviéticos dotados con modernísimos armamentos y medios de combate, capaces de lanzar sobre el territorio de Estados Unidos una carga total de 67,5 mgt, equivalentes a 5.198 bombas como la de Hiroshima.
Esta enorme agrupación que se dislocó en todo el territorio cubano pudo ser imaginada, pero nunca realmente captada en su totalidad por los medios de inteligencia estadounidenses antes de producirse la Crisis (ni siquiera después). En declaraciones de Robert MacNamara posteriores a la Crisis y en las realizadas por la subcomisión del Comité de las Fuerzas Armadas del Senado de Estados Unidos -encargada de investigar el refuerzo militar a Cuba-, de fecha 11 de septiembre de 1963, se confirma: "El número de tropas soviéticas en Cuba fue sustancialmente subestimado en el transcurso de la Crisis. El 22 de octubre, nuestros funcionarios calculaban entre 8 ó 10 mil los soviéticos presentes…".
No fue hasta la primera Reunión Tripartita de Moscú en 1989 que los estadounidenses supieron la verdad. A pesar de la exploración de todo tipo a que fue sometido el territorio cubano, los norteamericanos nunca obtuvieron evidencias exactas del despliegue de los cohetes de alcance medio hasta mediados del mes de octubre, cuando un por ciento grande de ellos eran ya operacionales.

Un acto de irresponsabilidad

Por inexplicable que parezca, las investigaciones han demostrado que la dirección política en Cuba permitió, en 1962, el establecimiento en el país de una fuerza militar extranjera, sin haber firmado un acuerdo, ni saber los detalles de su composición o su alcance operacional.
Hay documentos que evidencian que se carecía, además, de acuerdos sobre las medidas anti-radioactivas a emplear: en qué condiciones debía combatir la infantería al dispararse artefactos atómicos que explotarían a 45 kilómetros de la tropa. Ni siquiera se les informó a los jefes de las distintas armas del ejército cubano la presencia de armas nucleares tácticas en el teatro de operaciones militares. Tampoco se tomaron medidas de protección para la población civil, que asistía a este evento como cordero llevado al matadero.
El gobierno revolucionario dirigido por Fidel Castro Ruz tomó decisiones políticas, sobre la base de la defensa del proyecto revolucionario y del territorio, que pusieron la Isla en manos de militares extranjeros, en este caso, soviéticos, cuando era más alta la campaña nacionalista contra la injerencia extranjera, a partir del conflicto con EE UU posterior a Bahía de Cochinos.
El hecho de poner en potestad de los soviéticos la defensa del país, en plena Guerra Fría, no fue sólo un acto de irresponsabilidad para con las vidas de los millones de cubanos (y no cubanos) que hubieran perecido en un conflicto nuclear, sino que significó la renuncia al principio de no injerencia que se blandía entonces. En lugar de una sola base extranjera, localizada en Guantánamo, la isla toda se convirtió en una base soviética, sobre la que no había control, ni poder de decisión, como demostró el desarrollo y posterior conjuro de la crisis.
La irresponsabilidad del gobierno cubano de permitir la instalación de armas estratégicas nucleares en el territorio nacional, bajo las condiciones decididas por los militares de la URSS y aceptadas por la dirección política de Cuba, condujo al desarrollo de una crisis, en la cual la dirección política cubana no tuvo potestad para su solución, ni siquiera en la etapa negociadora, porque desde el inicio constituyó una situación fuera de su dominio.
Pero la irresponsabilidad política implicó también que se optara por el holocausto, sin alternativas para toda Cuba y buena parte de la humanidad, por no aceptar una negociación.
Fidel Castro, en carta a Jruschov, le pidió que diera el primer golpe nuclear: "la Unión Soviética no debería nunca permitir que (…) los imperialistas pudieran lanzar contra ella un primer golpe nuclear […] será el momento de eliminar permanentemente esa amenaza en un acto de legítima defensa, aunque sea una solución dura y terrible, no hay otra…".
Castro no aceptó negociaciones -como no ha estado dispuesto a emprenderlas posteriormente-, porque no está en disposición para conceder un ápice en su posición: "…honestamente asumimos la idea de que íbamos a desaparecer. Está bien, nos tocaba a nosotros hacerles pagar ese precio, pero por lo menos el mundo se libraba del imperialismo sin semejante acto tan grave e insalvable como una invasión tuviera que ocurrir, que sólo hubiera conducido a una guerra total (…) si el enemigo iba a lanzar ese tipo de ataque bajo circunstancias como esas, entonces no habría otra alternativa".

Los riesgos de un choque 'menor'

Existe además otro aspecto, no siempre valorado por los analistas en toda su dimensión, y es el riesgo al que estuvo sometida la población cubana desde el inicio de la dislocación de armas de destrucción masiva en la Isla.
Se ha señalado que en caso de estallar la conflagración, Cuba hubiera sido barrida del mapa. Pero se trataba además de los riesgos por accidente, de la posibilidad de que una bomba pudiera haber estallado por manipulación incorrecta. O de los riesgos por manipulación de las llamadas "fuerzas nucleares menores", de las cuales había misiles Sopka, FKR, Luna, lanchas coheteras… Incluso, alguna literatura señala -aunque no se ha podido comprobar- la presencia de obuses de 25 kilómetros, todos equipados con ojivas atómicas.
Cualquier choque "menor" entre los contendientes, aunque no hubiera desatado una guerra global, habría dejado a Cuba terriblemente contaminada con un costo poblacional y económico difícil de precisar hoy día. El potencial de este arsenal nuclear menor, al que la URSS no puso restricciones en cuanto a su uso, equivalía a 3.313 kilotones, lo que es igual a 16 bombas como la de Hiroshima, que hubieran explotado sobre la Isla, incluso, sin que la guerra rebasara un nivel "local".
Desde 1959 hasta la actualidad, Castro, dada su condición de líder unipersonal del proceso revolucionario en Cuba, ha tenido en sus manos la decisión sobre los asuntos militares y políticos clave del país, bajo condiciones privilegiadas de poder. En tiempos de la Crisis de Octubre -y aún hoy- la ausencia de estructuras políticas de participación en el país hacía que este poder fuera aún mayor, lo cual, unido a su vocación por los asuntos militares, lo llevó a tener un protagonismo indiscutible en todas y cada una de las decisiones adoptadas alrededor de la Crisis. A diferencia de Kennedy o del mismo Jruschov, dentro de Cuba su autoridad y decisiones no fueron confrontadas, discutidas, ni juzgadas por la dirección nacional del país, ni por su consejo de ministros, sino apoyadas o acatadas.
Sirva la revelación de investigaciones históricas sobre la realidad cubana y la desclasificación de documentos para tomar lecciones del pasado, susceptibles de ser aplicadas en el presente. El conflicto con Estados Unidos se mantiene; la dirección del país alimenta la imagen de una agresión militar potencial. Mientras subsiste la ausencia de una estructura política de participación en Cuba, la represión se ejercita sobre la incipiente sociedad civil, continúa el total control sobre la información de los ciudadanos, y la defensa de la "dignidad nacional" equivale para Fidel Castro a la preeminencia de sus ideas y la permanencia de un proyecto político sin oposición legal. Factores todos que pudieran revivir circunstancias de gravedad, como la que rodeó a la Crisis de los Misiles, pero en la Cuba actual.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Una Historia poco conocida


El Movimiento 26 de Julio lidereado Por los hermanos Castro fue quien llevo a cabo el primer  secuestro de aviones en la historia de Estados Unidos el 1ro de Noviembre de 1958, provocando que la nave que volaba el trayecto Miami - Varadero se precipitara al Mar en la bahia de Nipe cuando fue desviada hacia el oriente de la isla y  en el que murieron la mayoria de sus ocupantes. Este incidente no aparece en la Historia que cuentan los gobernantes de Cuba. Aqui los detalles.

Osiris Martínez dice que en sus pesadillas de la tragedia aún escucha el grito de dolor intenso que dio debajo del agua al golpearse brutalmente contra un objeto que le abrió tres agujeros en la cabeza.

Quizás por el trauma de ese golpe olvidó lo que ocurrió minutos antes cuando el avión de Cubana de Aviación secuestrado en el que viajaba se partió en dos al caer en la Bahía de Nipe en la noche del primero de noviembre de 1958.

Por puro impulso de supervivencia, más no porque supiera nadar, Martínez logró salir a la superficie, y cuando ya su boca estaba libre, despidió un chorro de agua que, cincuenta años después, le parece que fue eterno porque retrasaba su deseos de gritar los nombres de su esposa y sus tres hijos que también iban en el avión.

"Me salía y me salía agua como si fuera una manguera sin parar'', recuerda Martínez sentado en el sofá de su casa del suroeste de Miami donde vive con su tercera esposa.

Finalmente con la garganta libre, sacó alientos de donde no tenía y empezó a llamar como un loco los nombres de su esposa y su tres niños, rogándoles en español, sin reparar que solo hablaban inglés, que le dieran una señal de vida en medio de esa sopa negra de mar oscuro y combustible en la que escasamente flotaba.

Como no podía mantenerse a flote, logró asirse a un objeto que brillaba con el resplandor de las luces del cercano pueblo de Preston, al oriente de Cuba. Era una de las puertas del avión Viscount turbohélice que minutos antes un grupo de secuestradores intentaba aterrizar en un pequeña pista del ingenio azucarero de Preston para llevar de allí a los rebeldes de Fidel Castro armas, municiones y pertrechos comprados en Miami.

En medio de una ordalía demencial de sobrevuelos rasantes por pistas sin iluminación del oriente de Cuba, el avión se quedó sin combustible y se fue a pique en la bahía.

Edmundo Ponce de León, otro de los sobrevivientes y a quien testigos y documentos señalan como uno de los presuntos secuestradores del avión, sostiene que la aeronave cayó en la bahía como consecuencia de una confusión que se creó en la cabina.

Según Ponce de León, el piloto Ruskin Medrano intentó aterrizar en la pista sin iluminación del ingenio azucarero de Preston pero en su descenso descubrió que había sido bloqueada con unos barriles y debió alzar vuelo.

En medio de esa maniobra, la fragata Antonio Maceo, que estaba en la bahía, disparó una ráfaga de balas trazadoras al avión, lo que hizo que el piloto, confundido y nervioso, diera un viraje brusco hacia la bahía donde el Viscount se fue a pique, agregó Ponce de León. Los proyectiles no hicieron impacto en la aeronave, según Ponce de León.

Los demás sobrevivientes han declarado que el avión se precipitó en la bahía por falta de combustible.

Martínez explicó a El Nuevo Herald que uno de los secuestradores que estaba en la cabina se sentó en una asiento cercano a él y ordenó que se ajustaran los cinturones porque el avión se había quedado sin combustible.

Ponce de León sostuvo que el avión tenía combustible de sobra, tanto así que el vuelo se retrasó en la plataforma del aeropuerto de Miami porque el líquido se salió de los tanques y la compañía de seguros no permitía su salida por cuestiones de seguridad. Empleados de Cubana de Aviación en Miami le dijeron a The Miami Herald horas después del accidente que la aeronave tenía suficiente combustible.

Mientras trataba de mantenerse a flote, Martínez se quitó la ropa desgarrada que llevaba y se quedó en calzoncillos, no sin antes sacar la billetera con su identidad impulsado por un presentimiento de que lo fuesen a confundir con uno de los secuestradores.

De pronto sintió una mano en el hombro, dice, y se percató que era Juana María Méndez, una pasajera embarazada que tampoco sabía nadar y trataba de salvarse.

"Me dio un gran susto cuando la vi, y le dije que me iba a hundir a mi también. Ella se soltó y se hundió'', dijo Martínez.

La puerta del avión amenazó con sumergirse y Martínez trató de mantenerse a flote infructuosamente abrazando una almohada que pasó cerca. Entonces confió de nuevo en la puerta flotante sin apoyar mayor peso en ella, solo la barbilla, y volvió a gritar desesperadamente.

Nadie le respondió. Sobre la bahía caía una tenue lluvia.

Se tocaba la cabeza y se preguntaba cómo era posible que estuviera vivo si podía meter sus dedos en los agujeros que tenía en el cráneo.

Sobre un ala del avión que quedó inclinada por fuera de la superficie, dos hombres luchaban por no resbalar y caer al mar infestado de tiburones. Martínez sostiene que eran dos de los piratas aéreos. Más tarde los vio lanzarse al mar.

Cuando se fueron apagando los últimos quejidos, Martínez escuchó lo que parecía ser un chapuceo de remos. De pie, sobre una canoa rudimentaria iba hacia él un campesino de la región que le pidió que subiera, pero Martínez no tenía fuerzas y se había fracturado la mitad de las costillas por el cinturón de seguridad, que terminó rompiéndose.

Finalmente lo logró, pero como el bote tenía en el fondo agua fría de lluvia acumulada, el cuerpo corpulento del hombre de 5 pies 10 pulgadas de estatura que estaba en las aguas tibias del mar empezó a convulsionar, lo que hacia bandear peligrosamente la canoa.

" ‘Nos vamos a virar, nos vamos a virar', me decía el guajiro mientras yo temblaba sin control y él me ponía la luz de la linterna en la cara''.

La embarcación llegó a las playas de la bahía, adonde luego el mismo barquero llevó a Omara González y a su primo Luis Sosa, otros pasajeros sobrevivientes del avión.

El coronel Rodríguez, un primo de Martínez y oficial del Ejército del gobierno de Fulgencio Batista que combatía en la zona contra los alzados de Raúl Castro, le envió 10 soldados que lo llevaron al hospital de Preston.

Con las heridas suturadas y envuelto en un escudo de esparadrapo alrededor de las costillas, Martínez se presentó en el primer piso del hospital a reconocer los cadáveres de su familia.

Alrededor del tobillo de una pierna amputada que le mostraron vio una cadena con el nombre de su esposa Betty Haney, con quien planeaba mudarse a Varadero.

"La reconocí porque yo le había regalado una cadenita con el nombre de ella y dije sí, ésa es mi esposa'', expresó.

Los cuerpos de sus tres hijos no se los mostraron por las condiciones terribles en las que estaban.

Martínez se quería morir también.

A partir de ese instante no sólo ha tenido que cargar con el peso de la pena, ligeramente amortiguado por dosis diarias de antidepresivos, sino con el remordimiento que le producen los recuerdos de su mujer rogándole que no se fueran a vivir a Cuba.

Betty, de 25 años, no quería saber nada de Cuba desde que dos años antes uno de sus hijos estuvo a punto de morir en la isla de disentería sin que ella pudiera atenderlo porque estaba en Tennessee, el lugar de residencia de la familia.

Martínez, que nació en el central azucarero Chaparra, en las cercanías de Holguín, había viajado a Cuba para que su familia conociera al niño. Pero el bebé se enfermó y estuvo al borde de la muerte. Fue salvado por médicos de La Habana.

La esposa nunca olvidó esas horas de angustia y por ello se opuso a la idea de mudarse a la isla el día que Martínez la llamó desde Varadero a decirle que había descubierto el paraíso.

Martínez aceptó un cargo de inspector de una gigantesca planta de conversión de bagazo de caña de azúcar en papel en la ciudad de Cárdenas, a pocos kilómetros de Varadero.

Le ofrecían un sueldo de $615 mensuales, una muy buena suma para la época, el triple de lo que ganaba en el mismo cargo, en la Bowaters Southern Paper Corporation de Tennessee.

A pesar de que había nacido en Cuba, Martínez no conocía Varadero, el lugar que escogió para alquilar una casa en la que comenzaría su nueva vida, lejos de los aletargadas parajes de Tennessee que tanto le aburrían.

"Llamé a mi esposa y le dije: ‘Vende o regala la casa que tenemos y vente con los niños' '', recuerda Martínez.

Ella aceptó a regañadientes y se citaron en Miami. El vendría de La Habana y ella de Chattanooga, Tennesee, con los tres niños.

Contagiados quizás por la tristeza de su madre, los niños tampoco querían viajar a ese lugar remoto y extraño donde su papá había encontrado un mejor trabajo.

Martínez recuerda que los padres de Betty tuvieron que arrastrar a los niños que lloraban y gritaban hasta el avión que los llevó de Chatanooga hasta Atlanta. De allí tomaron un vuelo a Miami, donde los esperaba Martínez.

Los obstáculos que el destino le interpuso a su familia para no viajar a Cuba aumentaron a la llegada a Miami, relató Martínez.

Empleados de la oficina de Cubana de Aviación en el aeropuerto se negaron a que la familia abordara el avión alegando que los documentos de Martínez no estaban en regla. Martínez era ciudadano estadounidense. Después de la tragedia, el sobreviviente concluyó que el verdadero motivo de los impedimentos era que algunos de los empleados eran cómplices de la operación.

"Ellos sabían que iban a poner en riesgo a una familia americana y por eso no querían embarcarnos, quizás no querían niños a bordo, pero sus excusas para no llevarnos eran estúpidas'', dijo Martínez.

Al subir al avión de Cubana de Aviación en el Aeropuerto de Miami esa tarde del primero de noviembre de 1958 con sus hijos de 5, 4 y 2 años, Betty le entregó a Martínez una póliza de seguro de vida firmada por ella, advirtiéndole melancólicamente "y con cierta rabia'', recuerda Martínez, que si moría en Cuba que no la enterraran allí.

El vuelo, que debía salir para Varadero a las 2 de la tarde, despegó alrededor de las cinco como consecuencia de la larga discusión de los empleados con Martínez.

Cuando el avión iba a la altura de los Cayos de la Florida, recuerda Martínez, unos cuatro o cinco hombres jóvenes se pusieron de pie, sacaron armas y apuntaron a los pasajeros.

"Entonces se fueron hacia adelante y... se vistieron como de combate. Uno de ellos salió corriendo y entró a la cabina, y entonces en vez de ir a Varadero, que era un vuelo tan corto, desviaron el avión para Mayarí Arriba, en las montañas de Oriente'', relató Martínez.

Al llegar a esa zona el avión empezó a buscar pistas de aterrizaje y hacer aproximaciones suicidas, agregó el sobreviviente

"Trataron de aterrizar no se cuántas veces, los motores aquellos rugían porque parecían que íbamos a chocar porque ya estaban tocando la tierra'', dijo Martínez. "Hasta que uno dice ‘pónganse los cinturones porque no hay más gasolina' y entonces explotó el avión. Era que había caído en la playa de la Bahía de Nipe''.

Martínez salió de Cuba a los pocos días con la ayuda de Wayne Smith, quien por entonces era funcionario de la embajada de Estados Unidos en Cuba y luego llegó a ser jefe de la Oficina de Intereses de Washington en La Habana.

Un mes después, Martínez volvió a la isla. Esta vez con la idea de matar a uno de los secuestradores que, se había enterado, había sobrevivido.

Martínez se consiguió una pistola pequeña y visitó al secuestrador, cuyo nombre no recuerda con certeza. Lo visitó en una casa humilde de Puerto Padre. Su hermano le había ayudado a localizarlo. Pero al ingresar a la casa, se arrepintió de su misión.

"Aquello era tan miserable, niños alrededor, que yo me olvidé de la pistola en el bolsillo'', relató.

Martínez se identificó.

"El hombre se puso pálido... Hablamos muy poco y me marché'', dijo.

Castro había llegado al poder en enero de 1959 y Martínez no hacía ningún esfuerzo por callar su tragedia. Se la comentaba a quien fuese, afirmando que el gobierno revolucionario le debía una explicación.

Un día, recuerda, recibió una carta en su casa. Estaba firmada por Raúl Castro, quien comandaba el Segundo Frente, donde supuestamente dos de los piratas aéreos se reportaron. Castro quería hablar con él sobre el accidente.

"Yo leí la carta y empaqué mis cosas y me fui de Cuba. Tenía el presentimiento de que algo malo me podía pasar''.






 


Con Patria Pero sin Amo

Hace mas de una decada y media cuando me vi en la necesidad de tomar la triste y dificil desicion de abandonar Cuba,  tambien abandonaba mi familia, amigos, costumbres, ilusiones y esperanzas de ver mi pais convertido en una nacion de derechos y respeto a la autodeterminacion del individuo.

Para nadie es noticia la falta de libertades elementales del ciudadano comun en Cuba, la represion politica y la profunda y progresiva demolicion de la infraestructura economica de la nacion, degradacion social y la desintegracion paulatina de los valores eticos de la sociedad. Una sociedad que ha sobrevivido en las ultimas cinco decadas sumida en el aislamiento total y absoluto de la realidad del mundo exterior, sin acceso a otra prensa que no sea la del oficialismo de un partido politico imperante y desmedido que raciona, prohibe, exige, dicta, sanciona y decide todo lo referente a reglas, estatutos, leyes, conductas y modo de vida de millones de personas que no tienen el mas minimo derecho de opinar y decidir sobre el destino politico de su nacion.
Algunos hemos tenido la suerte de abandonar la isla con la esperanza de regresar algun dia a una nacion diferente, una esperanza que se va apagando con el transcurso del tiempo cuando empezamos a tener una vision diferente de la vida, aprendemos a movernos como ciudadanos libres, a expresar sin temor nuestras ideas, viajar libremente por el mundo sin que nadie nos tenga que autorizar y sobretodo, aprendemos a vivir con el resultado de nuestro esfuerzo y el fruto de nuestro trabajo.
Hoy no tengo muy claro el concepto de patriotismo que aprendi en mi tierra, y  me atrevo a decir que los valores que me inculcaron mis padres del amor a "la patria" han estado muy difusos en mi, porque la patria, se supone, es la tierra que me vio nacer y crecer con la familia y seres queridos, donde nos educamos, el lugar donde nos sentimos protegidos, donde esta nuestro espacio y el lugar que a su vez deberiamos estar dispuestos a defender y cuidar con nuestra propia vida, paradojicamente esto no se comporta de esta manera, al menos en mi caso, y trato de ser muy honesto cuando expreso este sentimiento, yo senti una necesidad enorme de correr lejos de ese lugar que ademas de ser mi patria, tambien era el lugar donde reprimian duramente mi derecho mas elemental y libre de pensar abiertamente, expresarme y vivir como lo hace un ciudadano comun en cualquier parte del mundo civilizado.
En Cuba todos aprendemos a vivir con el policia por dentro, sabemos o nos imaginamos que estamos vigilados y chequeados las 24 horas del dia, es una sociedad enferma de paranoia y carente de normas de respeto hacia la privacidad ajena.
Despues de abandonar "la patria" comence a recorrer el mundo con mi pasaporte cubano, un pasaporte que lleva implicito los calificativos que corresponden a alguien que como yo ha abandonado el pais y que segun los "compatriotas" del gobierno de mi pais,  deje de ser  un ciudadano cubano normal, comun y corriente, para a ser identificado como  "apatrida", "gusano", "traidor", "antisocial" y un sin numero de calificativos peyorativos e insultantes que utilizan para quienes rechazamos continuar la vida bajo la misma bota totalitaria del gobierno cubano.
 Portando como unica identificacion oficial un pasaporte que no representa ninguna proteccion por parte de las autoridades consulares en ningun caso, ni en ningun lugar del mundo y con el solo derecho basico de ser prorrogado o renovado , conviertiendo este documento en un instrumento comercial de racaudacion de fondos para la isla . Cuamdo tenemos que acudir a una cede diplomatica cubana somos atendidos  con frialdad,  nos tratan despectivamente y nos recuerdan sutilmente que no somos mas  que sus alistados y declarados enemigos politicos. Por orden del gobierno de la isla, nos hacen pagar tarifas consulares desorbitantes, probablemente una de las mas altas del mundo y nos obligan a solicitar y pagar una visa para entrar a "nuestro propio pais", lo cual nos esta permitido hacer solamente con el pasaporte cubano si hemos nacido en Cuba,  pais en el que ya nos han retirado el derecho a residencia por el concepto de salida definitiva del territorio nacional y por ende no se nos considera parte de la poblacion cubana, un territorio donde no solo nacimos, sino que tambien vive nuestra familia, esto no es mas que una manera mas de violar nuestros derechos y de humillar y castigar a quienes no estuvimos dispuesto a continuar soportando la falta de libertades y a no bajar la cabeza antes las mentiras, maltratos y prohibiciones absurdas de un gobierno totalitario.
Hoy, despues de una decada y media, tome felizmente la firme desicion de  adoptar la ciudadania del pais que me abrio sus puertas y me dio la oportunidad a una nueva vida, me devolovio los derechos que en mi tierra nos fueron negados, me da la libertad de hablar  como pienso y de actuar como siento, de entrar y salir con todos los derechos de un ciudadano comun, de ser bienvenido cuando llego a la frontera y de ganarme la vida honrradamente con mi propio esfuerzo, sin condiciones ni compromisos  politicos, sin charla cederista, sin vigilancia politica y sobre todo con el respeto y consideracion que merezco como ciudadano y ser humano.
Hoy tengo la satisfaccion de decir que vivo Con Patria, Pero sin Amo. La patria que quizas no es perfecta, como no lo es ningun pais del planeta, pero le estare eternamente agradecido por su acogida como a uno mas de sus hijos y por mostrarme un camino de democracia y libertades que nunca antes conoci. Esta es mi Patria.